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Arquitectos: aat + makoto yokomizo architects
- Área: 2463 m²
- Año: 2005
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Fotografías:Shigeru Ohno, Makoto Yokomizo, Christoffer Rudquist, Christian Richters
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Situado en un pueblo en una montaña al lado de un lago artificial y a dos horas y media, en automóvil, al norte de Tokio, se encuentra el Museo Tomihiro, dedicado al trabajo del ilustrados y poeta local, Tomihiro Hoshino. Desde 1991, cuando el Museo abrió sus puertas por primera vez en las renovadas premisas de un hogar en desuso para personas mayores, en promedio más de 1.000 personas al día han hecho un viaje al lugar, y en diez años, más de 4 millones de visitantes, un sorprendente número para un lugar remoto.
Una década después, ya era necesaria una nueva sede para el Museo. El año 2002 se llevó a cabo un concurso internacional de diseño en donde se recibieron 1.211 entradas provenientes de 53 países (637 entradas procedentes de Japón, 574 del extranjero) - nuevamente, un sorprendente número. Los participantes pre seleccionados entre muchas presentaciones fueron entrevistados, dentro de las cuales se encontraba nuestra propuesta: una agrupación de habitaciones circulares inspiradas en burbujas de jabón.
Diversidad
Nuestra propuesta llamaba a la diversidad simultánea. Mientras que los museos de arte contemporáneo normalmente optan por homogéneos espacios neutros, el "cubo blanco", día tras día tendemos a olvidar algo tan básico, sin embargo, las obras de arte claramente nos recuerdan que todas las cosas son interdependientes entre sí y con el fin de comprender la complejidad tenemos que encontrar una manera de apreciar las cosas complejas como son. Por lo tanto, debemos centrarnos en la relatividad más que en lo absoluto, las referencias en lugar de las generalidades y la descentralización sobre la centralidad.
Auto-Optimización
Entra al grupo de espacios cualitativamente diversos: luz, oscuridad, silencio, alegría, calidez. El interior del edificio nos envuelve con varias experiencias diferentes, como un paso por el bosque, invitando al sentimiento infantil de asombro y expectación en cuanto a lo que podríamos encontrar a continuación. Cada círculo tiene su propio tamaño y entorno funcional de acuerdo a la forma en que se va a utilizar. Por otra parte, se hicieron intentos para incorporar las no-cuantificables "aperturas", "cierres" y "comodidad".
Los círculos se han distribuido de acuerdo a una interacción mutua, casi como si se estuviera tratando de resolver un rompecabezas. No existió un principio orientador, no hay una solución absoluta. Esta composición complementaria es una importante característica del Museo Tomihiro, o lo que podríamos llamar el "diseño de auto-optimización".
Círculos
Todos los círculos tienen centros; desde el momento en que se estableció el radio, la circunferencia correspondiente automáticamente genera un círculo. Los círculos son formas extremadamente fuertes; su claridad abstracta los hace atractivos y emblemáticos, sin embargo, su pureza absoluta puede hacerlos parecer inaccesibles. Asó, la pregunta fue, ¿cómo utilizar los círculos de manera relativa, no concéntrica, con el fin de entregar al plano la flexibilidad necesaria para responder a las variables?
El concepto detrás de nuestro método de diseño fue que los círculos deben tener un margen de maniobra para hacer frente a cualquier variable, incluso dentro de un marco esquelético rígido. Lo llamamos "la planificación circular", en contraste a las normas vigentes de "planificación cuadriculada". Desde la etapa del concurso de diseño, buscamos la participación de los residentes locales, y en respuesta a sus aportes hicimos círculos más grandes o más pequeño, pero siempre con sentimiento, pensando que el esparcimiento por medio de la planificación circular sería suficiente para entregar la auto-optimización que estamos buscando.
Cuadrado
Entonces, ¿por qué el edificio tiene una huella cuadrada?, ¿por qué no optamos por una forma libre, al igual que el resto del edificio?
Bueno, porque necesitábamos algo fuerte, es decir, de forma universal o abstracta. En otras palabras, estábamos buscando la universalidad programática que podría haberse generado en un sitio diferente, en una dimensión diferente, entonces simplemente se dejó caer en este lugar.
Libertad
Sin tratar de satisfacer un regionalismo específico ni quedar atrapado en las abstracciones de la arquitectura contemporánea, ¿no es esto un tipo de libertad? Lo que nos propusimos fue una arquitectura en que los opuestos puedan coexistir - el absolutismo y la relatividad, la flexibilidad y lo rígido, lo abstracto con el concreto, simple y complejo al mismo tiempo.
El nuevo museo exhibe una colección permanente de unas 100 obras de Tomihiro Hoshino para que puedan ser vistas por personas de todas las generaciones, con diferentes títulos, de distintos lugares y con distintas creencias. La naturaleza está llena de cosas irracionales que simplemente no pueden ser rechazadas como, arbitrarios e inexplicables misterios e imprescindibles y espontáneos acontecimientos. Las obras de arte Tomihiro Hoshino nos enseñan a aceptar las cosas como son y disfrutar viviendo con ellas.